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“Casa Santos”, lugares convertidos en tradición

Alejandro Vigara

 

“Casa Santos” es el lugar ideal para hacer un descanso si estás haciendo turismo por la judería de Córdoba. Situada en la cara este de la Mezquita, es una taberna con tradición y solera cuya especialidad es su enorme y jugosa tortilla de patatas. En “Casa Santos” rara será la tortilla que no supere los 25-30 huevos y los 10 centímetros de grosor. Todo un manjar para el paladar y para la vista, ya que no se puede olvidar que  “Casa Santos” se encuentra envuelta por el embrujo de las calles de la judería y custodiada por La Mezquita Catedral.

Sentado a los pies de La Mezquita, mientras degusto mi tapa de tortilla, me comenta un vecino de la zona que la judería es una zona muy típica en la visita turística y, que de hecho, la mayoría de los restaurantes emblemáticos de la ciudad se sitúan en ella. Así, a pocos metros de la taberna “Santos” me topo con restaurantes como “El Caballo Rojo”, “Casa Pepe de la Judería”, “La Almudaina”, etc.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Siguiendo con el análisis del lugar, me doy cuenta de que es un sito, que solo dispone en su interior de una pequeña barra o mostrador, donde lucen esplendorosas las descomunales tortillas. En sus paredes cuelgan carteles taurinos de diferentes épocas. Lo que se suele hacer es pedir tu cuña de tortilla (servida en plato de plástico) y tu caña o fino de Montilla-Moriles (también en vaso desechable) y salir a degustarlo en el exterior, generalmente junto a los muros de La Mezquita. La verdad es que la imagen resulta cuanto menos curiosa y no son pocos los extranjeros que se apuntan al festín.

 

La taberna “Santos” se enclava en el bario de la judería cordobesa. Jamás pensé que aquellas pequeñas calles empedradas,  trazadas entre viviendas bajas andaluzas encaladas, me conducirían hasta aquel lugar tan peculiar. Me abrí paso entre una multitud ansiosa por degustar esa archiconocida tapa de tortilla y poco a poco, preguntando a unos y a otros, me fui empapando de la historia del lugar.

 

La taberna abrió sus puertas por primera vez en 1966, pero su tortilla ya era conocida desde mucho antes. El fundador fue Francisco Santos Serrano. Se cuenta que hace 48 años se encontraba Santos en la planta baja de su casa, cuando su mujer, Carmen, le preparó una tortilla para comer y al aroma de aquel exquisito manjar acudió un vecino con el que Santos compartió la tortilla. Este hecho se repitió en más ocasiones. Todos en el barrio empezaron a comentarse la exquisitez del plato y poco a poco la tortilla fue ganando más admiradores hasta que finalmente se decidieron a abrir la taberna. De esta forma, “Casa Santos” lleva más de cuarenta años haciendo su famosa tortilla y se ha convertido en un sitio de descanso obligado si visitas la judería. Es entonces cuando te das cuenta de que no hay mejor publicidad que el “boca a boca”.

Turistas degustando la famosa tortilla de “Casa Santos” a los pies de La Mezquita

La tortilla es la especialidad en “Casa Santos”, pero igualmente hay una buena carta de tapas, todas ellas deliciosas. Tienen fama también su típico salmorejo cordobés, la carne de venado guisada, el rabo de toro, etc.

Os aseguro que he probado la tortilla en muchos sitios, ya que es uno de mis platos preferidos, pero como la de Santos, ninguna. Ya me gustaría averiguar su fórmula mágica, aunque imagino que, como la de la Coca-Cola, será secreta. Los ingredientes y cantidades los suelen comentar en el local, pero lo importante es el punto que le da cada uno y el cariño con el que se elabora.

Sigo mi visita turística por la ciudad califal. A lo lejos dejo un lugar con mucho encanto, todo un clásico, un rinconcito de lo más agradable. Y es que hay lugares que con el paso del tiempo se convierten en tradición.

 

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Sigo degustando la gigantesca tapa cuando detengo mi mirada en el establecimiento. “Casa Santos” es un bar pequeñito, de pocos metros cuadrados, que para nada te llama la atención cuando pasas por delante, a menos que vayas a una hora punta: la del aperitivo. En ese momento te encontrarás con un montón de gente desplegada a su alrededor. Así me encuentro yo en estos momentos. Mire donde mire, solo veo tapas y más tapas de aquella deliciosa tortilla.

“Casa Santos” se ha convertido, en estos cuarenta años, en un sitio de descanso obligado si visitas la judería

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