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El Yin y el Yang de la comida macrobiótica

13.12.2013/ Juan Astete

 

La sabiduría antigua se incorporó en algunos hábitos a la hora de comer, que pueden cambiarnos no sólo el pensamiento, sino bienestar físico. Descubrir nuestra mesa y variar ciertos vicios adquiridos, es un nuevo pasadizo que nos lleva a una vida saludable asegurada. Multitud de famosos como Madonna, Julia Roberts, Isabel Preysler, Paul McCartney o Alejandro Sanz empezaron este estilo de vida basado en la filosofía oriental del Yin y el Yang.

 

La macrobiótica podría definirse como una doctrina o filosofía de vida, más que una forma de alimentarse. En realidad, se basa en unas normas y consejos que desembocan en ostentar una vida saludable gracias a la armonía cimentada en los principios del Yin y el Yang que se encuentran en toda la naturaleza, y con base primordial de la antigua medicina china y el budismo Zen.

El padre de  la macrobiótica moderna y autor de “El libro del diagnóstico oriental”, Michio Kushi, asegura que “la población que sigue una dieta macrobiótica no va al hospital, no tiene cáncer ni enfermedades infecciosas o cardiovasculares y no se mete en conflictos bélicos”, toma como prueba los diferentes estudios científicos que lo evidencian. Pero fue el japonés George Ohsawa, quien a mediados del siglo XX dio a conocer en el mundo occidental esta teoría, cobrando importancia en nuestro país a mediados de los ochenta. Ohsawa divulga que la macrobiótica, además de hacer que las personas sean más saludables, les convierte en mejores individuos a nivel social.

 

Esto demuestra que no trata solo de alimentación. La principal esencia de esta filosofía, entiende que la salud se presenta cuando hay una armonía entre el equilibrio espiritual, el estado de ánimo y la alimentación. Podría decirse que la macrobiótica es un estilo de vida que persigue una evolución personal en el que las personas encuentran las posibilidades de ser más sanas, responsables y tolerantes, y como consecuencia dan lugar a una sociedad más saludable.

La comida macrobiótica hace hincapié en el efecto energético de los alimentos como mecanismo para llegar al bienestar, basándose en el conocimiento del Yin y el Yang. Esto quiere decir que no solo tiene en cuenta los nutrientes, sino también la energía que los mismos nos aportan. Cereales integrales, legumbres, proteínas vegetales, verduras y frutas de la estación, pescado y algas marinas son la base de las cocina macrobiótica. No hay alimentos que estén prohibidos, pero eso sí, se deben usar con criterio.

 

Hay especialistas en nutrición tradicional que alertan que esta alimentación puede crear cierto déficit de vitaminas y proteínas. La nutricionista Vanesa León aclara que la dieta se adapta al individuo, a su situación, su edad, el entorno natural en el que viva y la actividad que desarrolle mientras que siga lo que podríamos denominar la pirámide de la alimentación macrobiótica o principios básicos. Se trata de una dieta vegetariana ecológica y está basada solo en alimentos naturales y de consumo diario que han de ser masticados alrededor de 50 veces.

Principios que rigen la dieta macrobiótica

 

Su dieta implica suprimir alimentos industriales, azúcar, conservas o colorantes. Cocinar los alimentos con aceite vegetal o agua, en recipientes de barro cocido o acero inoxidable y removidos por una cuchara de madera.

La dieta estipula que han de evitarse al máximo las proteínas de origen animal. La ingesta de pescado, pollo, carne magra, huevos y lácteos está permitida de manera ocasional aunque han de ser cocinados con sal marina y según los principios de la macrobiótica. En este sentido, el café no es recomendable y se aconseja tomar té procedente de China o Japón.

La macrobiótica podría definirse como una doctrina o filosofía de vida, más que una forma de alimentarse

Los grandes pilares de esta dieta son los cereales de origen biológico e integrales: arroz, cebada, maíz y trigo. Estos pueden presentarse de forma hervida, guisada, en sopas o tartas. Otros alimentos básicos son la soja, las algas marinas, los aceites vegetales, las verduras y las hortalizas. Estas han de ser de temporada y cultivadas en la zona de residencia.

 

 

 

Via: El pais, Abc, Diario Popular

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